La realidad narrada, relacionada con los organismos, empresas y entidades intervinientes sobre el recurso hídrico, provocaba enfrentamientos, litigios, superposiciones de actividades y en general situaciones conflictivas motivadas por la aceptación como verdad, de derechos dudosos y por la puja de espacios de acción. La región de la cuenca se dividió en "fundos" tácitos, donde las Empresas y Organismos Nacionales, desarrollaban sus actividades de estudios, investigación, proyectos y obras, pujando por lograr del Estado Nacional, la concesión y/o aprobación de sus planes. Si bien este panorama se había ido conformando con el transcurso del tiempo, luego del inicio de la construcción y puesta en funcionamiento de las obras de regulación y generación de energía hidroeléctrica, se puso en evidencia y se potenció la falencia de organización de los actores involucrados con el uso y aprovechamiento del recurso hídrico. El manejo de los caudales que estos aprovechamientos debían hacer ante situaciones de alta o baja hidraulicidad, era motivo de conflictos y puja de intereses, que no siempre pudieron resolverse satisfactoriamente, de manera de dejar conformes a todos los interesados.
Como consecuencia del enorme impacto que significó la modificación de caudales, primero por el llenado de los embalses, y luego por la regulación, se comenzaron a notar alteraciones importantes en el curso de los ríos aguas abajo de estos aprovechamientos. Sin embargo, a pesar de considerarse como los legítimos poseedores de la jurisdicción y dominio de los recursos hídricos que compartían, prácticamente hasta 1980, las provincias condóminas, especialmente Río Negro y Neuquén, no lograron tener acceso fluido en tiempo y forma sobre información del origen de determinadas pautas de operación de las centrales. Las demandas de soluciones a problemas que se comenzaban a insinuar en la morfología fluvial, como resultado de la modificación hidrológica, fueron respondidos con la atención parcial de contingencias ante caudales de verano en tomas de riego de la ex AyEE (también dependiente de la SE). Si bien tenía alguna justificación a través de la letra de la Ley de Concesión, ese tipo de trabajos dependía exclusivamente de la disposición de la empresa Hidronor SA a encararlos.
Desde esa empresa del Estado, se entendía que en todo caso las regalías que percibían las Provincias de Neuquén y Río Negro según Ley 15336, debían afectarse a la solución de los efectos no deseados de los aprovechamientos hidroeléctricos, en sentido contrario al concepto de la regalía que tienen los Estados Provinciales, cual es que la regalía es un reconocimiento por el uso del recurso y aplicable al desarrollo, y no un recurso destinado a reparar daños, alteraciones o modificaciones originadas en los aprovechamientos hidroeléctricos. Frente a éllo, las Provincias, en función de su mayor o menor capacidad de negociación con la empresa, debían asumir en parte o en un todo, la atención de situaciones impostergables en servicios urbanos, erosiones u obras de consorcios de riesgo o particulares. En los años 1980 y 1981, se producen serias complicaciones generadas por los desembalses por crecidas, que actuaron como detonante de un reclamo generalizado relacionado con la necesidad de conocimiento de información operativa y en la formalización de grupos de trabajo técnico que, con la participación de los organismos provinciales, relevaran la situación, priorizaran las necesidades de atención, ejecutaran los proyectos y finalmente se discutiera su funcionamiento.
Por esa época, se fue conformando una denominada Comisión Técnica integrada por técnicos de las Áreas de Movimiento de Energía y de Manejo de Aguas de Hidronor, y de los organismos nacionales que además actuaban como usuarios del recurso aguas abajo, a la que finalmente se integraron profesionales del Departamento Provincial de Aguas de la Provincia de Río Negro, de la ex Administración Provincial del Agua de la Provincia de Neuquén, del Instituto de Desarrollo del Valle Inferior del río Negro y de Agua y Energía Eléctrica SE. En esta comisión se analizaban las estimaciones de afluentes, la probable operación, los requerimientos de caudales para el verano y de mejoras en captaciones. Además de la atención de contingencias suscitadas por estiajes en tomas de aprovisionamiento urbano, y algunas de riego, de dicha comisión también surgió un primer listado de sitios en los que se requerían obras de sistematización fluvial y defensa.
Desde el seno de esta Comisión se fue planteando hacia los Sres. Gobernadores de las Provincias de Río Negro y Neuquén, la inquietud sobre la situación técnica que se vivía en la cuenca y la necesidad y conveniencia que los Estados Provinciales adoptaran una actitud firme y decidida de reafirmación de sus derechos, y de la potestad exclusiva que les asistía para regular el uso, aprovechamiento y preservación de los recursos hídricos.